viernes, 17 de diciembre de 2021

Voy a encender la estufa

Vagas en mi cabeza desde por la mañana,

 Y te voy a escribir un poema,

Porque parece,

Que ya no supiera, 

Que ya no pudiera.

 

El viento planea por el río salpicado de molinos,

Adónde le lleva el agua,

Junto a piñas caídas, cortezas de encina,

Varetas de almendro, troncos de olivo, 

Y la negra garza. 

 

El agua del río no es verde, ni azul,

Envenena a los peces, y al Martín pescador,

Donde habitó la nutria que murió en la orilla.

(Tuvieron que hacerle la autopsia al cadáver). 

 

A ese mundo al que tú me llevas,

No quiero volver,

No sé ya, ni me importa, 

Quién cerró la puerta a quién.

 

Y ahora;

Con una piña caída, una corteza de encina,

Una vareta de almendro, un tronco de olivo,

Y este papel escrito, arrugado y sucio,

Voy a encender la estufa.


lunes, 20 de septiembre de 2021

Perder

Otra vez he olvidado la cafetera en el fuego,

Se ha evaporado el agua,

Se ha quemado la goma,

Se ha echado a perder el café.

Muertas y renacido,

Mientras tanto,

Las violetas. 

 

Cuatro años de un intenso sufrimiento,

Al ganso se le despluma,

Para hacer una chaqueta.

Atada de pies y manos,

Me han torturado con plumas,

Para no morir de risa,

He perdido las cosquillas.

 

Espero nunca quedar embarazada,

Pero si me quedara,

Lo amaría y lo cuidaría,

Como a cualquier otro animal.

Porque yo no sé,

Para qué he venido aquí,

Pero ellos sí. 

 

Con mi lista de errores 

He parido un poema.

Joder qué alegría,

Cuando me baja la regla.


 

Me resbalan entre las piernas,

La luz, el ruído y la cenizas 

De esta noche.

Lo hemos pasado bien,

Bailando hasta el amanecer.

Hay gente que no te va a querer,

Lo sé.

Mi jardín es muy pequeño,

Pero así, para mí, es perfecto.

 

Con el tiempo perdido,

Me he sacudido las pulgas.

Aunque pierda el hilo,

Y la vida sea una mierda,

Hay que vivirla.

Como soy jardinera,

Sé que la mierda es buena.

 

Para ganar, primero hay que saber perder.

A veces ni se pierde, ni se gana.

Lo que no se conoce no se puede querer.

Te mereces un premio,

Al lector número cincomil.

Date con un canto en los dientes,

Con el antes y el después.

 

Búscalo por las hendiduras,

Seguro se ha escurrido por los entresijos del sofá,

Donde se acumulan,

Un montón de borradores, la noradrenalina,

Todo lo que me falta y el dolor que me sobra.

 

En esa otra dimensión,

A donde va, lo que no ha podido ser,

Y lo que nunca se ha tenido.

Para tí,

Tú ganas.


lunes, 23 de agosto de 2021

Una gota de vino



Despierto del sueño

De siesta sofocante, soporífera  

De sueño despierto

Hay alguién durmiendo en la cama de nido

No eres tú

Porque estoy tranquila

En bragas me embarga la felicidad

Tiene un libro abierto sobre su pecho

Abro cajones atascados

Sin cuidado hago ruido

Buscando papel y un lápiz 

Quiero escribir 

Lo que recuerdo del sueño

Le pregunto qué hace en mi casa

Se hace el dormido

Pero no es mi casa, ni tengo una cama nido

Escribo sobre una mesa de pino

En la mesa de pino hay una gota de vino.

 

Escucho a mi hermano pequeño

Se está haciendo amigo 

Del vecino delincuente

Le digo que se venga conmigo a un concierto

Porque no quiero que ande con mala gente 

Ni es pequeño, ni vive en esta ciudad.

 

Absorta mirando la gota de vino

Me despierto

Y el perro me lame la cara

O el perro me lame la cara

Y me despierto.


Olvido qué era 

Lo que estaba escribiendo

Sólo recuerdo la gota de vino

Y  que pienso que el vino

Es para el invierno.




 


sábado, 21 de agosto de 2021

Deux étoiles

Nous ne sommes pas des anges

Mon amour

Nous sommes deux étoiles

Une blanche et l'autre noir

Deux étoiles suspendues sur le rivage

Toujours désolés

Toujours heureux

Qu'ils vont mourir sur le sable.

martes, 20 de julio de 2021

El silencio

En la torre mocha 

El aire traza

Por la escalera de caracol

Un torbellino

De justicia poética

Barriendo el ruído

De todas mis membranas.

En el suelo de baldosas de barro

Mi espalda se amolda

Al silencio que crece dentro de mí.

 

El estrídulo de las chicharras

El crotoreo de las cigüeñas

El croar de las ranas

El grillar de los grillos

El zumbido de los abejorros

Y el gorjeo de los mirlos

Son las opiniones 

Que realmente me importan.



 



martes, 13 de julio de 2021

Obituario

Bajo el cielo estrellado, por el único resquicio, salgo a despejar el terreno de 

piedras, en el último poema que te escribo. 

En profundos surcos desde Indonesia, Irlanda, Emiratos Arabes Unidos, 

Paises Bajos, Canadá, Grecia, Japón, Francia, Cuba, Singanpur, Jordania, México, 

Alemania,  Rusia, Reino Unido, Bielorrusia, Sri Lanka, Perú, Rumanía, 

Marruecos, Ucrania, Suecia, Argentina, Portugal, hasta el límite de mi 

piel, entierro tu nombre desmenuzado y maldito, y tu disfraz, descansa en paz, 

inofensivo.

Arrojo un puñado de palabras al fuego como epitafio por todo lo que he 

aprendido, observo como ascienden, se desvanecen. 

Farolillos de papel discurren con calma por los canales que nutren al mundo.

Deshojando el almanaque y echándole agüita a las aceitunas, a salvo y 

agradecida, cura la herida. 

Ojalá te anege la felicidad, si no en esta, en otra vida.

 


 

viernes, 9 de julio de 2021

El camino

A ambos lados del camino hay sembradas amapolas

Amapolas tan rojas, tan rojas como mis labios

Cuando les cae una gota de lluvia

Parecen decirte algo.

Entre campos de amapolas, hay un camino largo

La lluvia repiquetea en las huellas de mis pasos

Las amapolas son rojas, son rojas como tus labios

Cuando les cae una gota de lluvia

Parecen decirme algo.

Ya veo la señal del tren

Y a un sinfín de amapolas que me dicen ven, ven, ven.

 

 



 

 


martes, 8 de junio de 2021

En reconstrucción


¿Has visto alguna vez como estalla el pepinillo del diablo cuándo hay algún 

movimiento, el viento o un animal que ni siquiera lo roza, pasa a su lado?,

¿Cómo explota el fruto del granado cuándo alcanza el punto exacto de madurez?,

¿Cómo catapultadas con una fuerza increíble comparte sus semillas la flor del

acanto?.

Una estrella roja ha muerto y ha reventado en mi cara.

Esparciendo sus fragmentos por todo el universo.

En una entropía de hojas, filamentos, corteza, pétalos, espinas, raíces, 

savia, polen, pelos, piel, huesos, cartílagos, sangre y esperma.

Absorbidos por un agujero negro, invisible.

Cada otoño, en septiembre, se abren las flores más bellas.

 

 


 


lunes, 10 de mayo de 2021

Sé nadar

Olas de millones de años embisten

Despedazando el alma todas las veces

Arena que se escurre entre tus dedos

Grano minúsculo transportado por el 

viento 

Cristalino, salado, cálido, lavado

Incontrolable, imposible, extraviado y 

libre

Como cualquier otro

Por fin.

Agua circulando en una caracola en el fondo del mar

Escapando al son del sol que se enreda en mi cintura

Me acaricia

Me sorprende

Me recuerda

Que sé nadar.

domingo, 25 de abril de 2021

La ley cósmica

 23 de Diciembre, saliendo del trabajo, desbordada de alegría, inicio mis 

vacaciones retribuidas.

A menudo recojo la basura que la gente tira al suelo porque no tolero la suciedad

en ningún sitio, pero en la Naturaleza menos.

Acaricio a todo animal que se deje, hoy he acariciado a una lagartija y no ha 

perdido el rabo, luego la he dejado en otro lado cerca de un caracol, juraría que 

se han mirado. He agarrado de una pata larga a una araña que iba de paseo por 

el suelo del baño, le he asignado una esquina en la pared para que monte su red,

un paso de mosquitos para que se busque la vida.

A veces follo y flexiono las rodillas mucha gente lo hace. Pensé que era abatible 

pero la rodilla no se vuelve a enderezar.

Según la biodescodificación del libro de cabecera de una amiga tal;

Soy cabezota, orgullosa, inflexible, insumisa.

Otra valoración incluye, un trauma de separación. 

Total, que es psicosomático y la culpa es mía.

Me desea lo mejor en año nuevo y feliz navidad. 

¡Igualmente!. Me quedo estupefacta.

Llamo a mi encargado para saber qué debo hacer.

Hago lo que me dice. Eventual, temporal, provisional, estacional, desechable,

eternamente.

Colas kilométricas para coger número en urgencias. Me atiende Doña Gertrudis, 

mala suerte, nos odiamos mutuamente.

Mi médico de cabecera, tras cinco años con anemía férrica constante y

periodos anormalmente abundantes no consentía en derivarme a ginecología.

Cambié de médico y me hicieron la ecografía. 

La laparoscopía que me practicaron no sirvió de nada porque el mioma que hasta

yo que no soy médico sabía que existía había alcanzado el tamaño de una

pequeña sandía. La tengo atravesada, como la hermosa cicatriz y el escalón en mi 

estomágo antes perfecto, en su recuerdo.

- El practicante te pone una inyección. ¡Siguiente!.

Inyecciones que te hacen olvidar qué era lo que antes te dolía.

Sana, sana, culito de rana, si no se te cura hoy, se te curará mañana. 

Paso la noche en vela, esperando que llegue la hora de poder llamar a alguien que 

me acerque al hospital. 25 de Diciembre, fun...fun... Fun.

Mantengo la calma mirando a la pared y un reloj de gotas de Voltarén, enchufado

a la vena.

Tras seis horas de espera me llama la atención la juventud del dóctor,

tan guapo, con su mascarilla, mi imaginación. ¡¡Dios!!.

Las piernas sin depilar, me quita los zapatos, calcetines agujereados. ¡¡Diooos!!.

No dejo que me afecte mirando hacia otro lado inmersa en una película

decadente.

Motivo de consulta: Gonalgia derecha. Imposibilidad para deambulación.

Exploración sin signos de flogosis. Dolor a la extensión.

En la radiografia no se observan fracturas, ni fisuras. Tampoco artrosis.

Ante la ausencia de alarma doy alta a domicilio. Pedir cita para MIR.

Tramadol, Diazepam, Voltarem, Enantyum, Enanplus, Nolotil y Paracetamol.

- No olvide el Omeprazol. 

Decidida a recuperarme durante las vacaciones, tras dos semanas postrada,

contrariada y de barbitúricos embatiburrillada, sin defensas, aparece en acción la

Anginas, la Amigdalitis.

Un amigo ciberespecial me controla la fiebre desde el más allá.

Locamente enamorada desde hace más de un lustro, lucho contra esta 

enfermedad crónica sin pies ni cabeza con uñas y dientes.

Compartiendo algo de música, charlas y otras cosas intempestivas, él no hizo 

nada más que cruzarse en mi camino. Idealizaciones platónicas con cualquiera 

que pase.

No puedo andar, hablar, ni comer, febril, hinchada la garganta, soy el hombre 

elefante. ¡Qué alguien me ponga bien la almohada!. Tan enferma qué...

¿Dónde está mi madre?, ¡ quiero a mi madre!, ¡ a mi madre aquí a mi vera!.

Reacciono al cuarto día, busco una guía, una cuerda a la que agarrarme, un 

teléfono. Los Reyes Magos han pasado de largo.

Al día siguiente tengo cita con el médico, el 7 de enero, ya, me espero.

Necesito el parte de baja, no puedo trabajar en muletas y con anginas.

Se acabó por fin la Navidad.

Tampoco puedo conducir así que una amiga me recoge con un regalo en las 

manos, unas zapatillas mágicas que aunque no pueda correr, voy encima de 

una nube.

Por la puerta del ambulatorio no entra ni la luz. La planta baja está a oscuras, 

abarrotada. En la escena del crimen, cada dos asientos unidos y prohibidos entre

sí con tiras de plástico de franjas blancas y rojas, hay una persona hipnotizada

mirando hacia la pantalla.

El guarda de seguridad es un perro que no me deja pasar, me ladra:

- Las citas son atendidas por teléfono. Hay que esperar a que el médico te llame.

No hay consultas.

Me aturulla, cada vez más nerviosa, sé que lo que dice es verdad, no me deja

pensar, quiere que me dé la vuelta y me vaya, tengo la cabeza fatal, habré 

entendido mal, lamentando el tiempo que le he hecho perder a quien me ha traído 

y a punto de irme, me doy la vuelta.

- Pues no me voy.

 Entro con el perro guardián mordiéndome las muletas y me siento

 para con las manos libres y tranquilamente, sacar el resguardo de la cita del 

bolso y comprobarlo, se yergue sobre mí, le tiendo el papel donde está

 la fecha, la hora y el número de la consulta de la cita en modalidad presencial.

Guardo todas las palabras. El can con las orejas gachas, callado, extrañado,

me deja en paz.

Salgo del ascensor a la segunda planta silenciosa y quieta como un múseo, sólo 

para elegidos.

Por los grandes ventanales acristalados entra la luz a raudales, se asoma el verde 

refrescante y revitalizante de los árboles, el blanco esponjoso y azul de las nubes, 

a lo lejos, libres. 

Los pasillos y los asientos están vacios, elijo uno pegado a la pared, junto 

a la puerta y espero. No hay nadie, sólo yo, nadie.

El médico habla supongo que por teléfono, ha pasado más de media hora de la

hora acordada.

Estoy parada delante de la puerta cerrada, acerco el oído para confirmar  que 

habla con otro paciente y excusarlo, pero los retazos de las frases que me llegan 

no me hacen confiar demasiado en ello.

Balance, ejecución, acción, situación, ¿son términos bursátiles o estadísticas del 

COVID?.

Hay un cartel a la altura de mis ojos que dice: 

"Si la puerta está cerrada, no llame por favor". 

Continúa con la conversación, colgado del teléfono.

La indignación va subiendo desde los pies y se regodea con mi rodilla, algunas 

chispas encendidas alcanzan  la garganta y quieren salir, conteneniéndolas,

termino llamando con mis nudillos a la puerta, suavemente con educación y la 

determinación de ser amable y la tímida paciente que es lo que soy al fin y al 

cabo. Hasta cierto punto. 

El médico abre la puerta, molesto porque he infringido la norma, 

desobedecido la regla o porque no tiene más remedio que atenderme.  

Transparente, no me hace falta hablar porque mi cara lo dice todo.

Agradezco la mascarilla, sempiterna.

No nos conocemos.

Me detengo delante de la silla que hay en medio de la habitación y busco la 

piedra que solía estar en la esquina del escritorio ajustándose perfectamente a la 

distancia y a la mano de los médicos de familia de toda España.

Un recurso simple pero poderoso para avisar al que espera de que ya puede

pasar. Un objeto extraído y extraviado de la naturaleza, tan pesado y suave, tan 

brillante y oscuro que desentona con todo lo demás. Pero ya no está.

El doctor señala a la camilla, creo que para examinarme, pero se vuelve a 

sentar tras su escritorio a tres metros de distancia y dice:

 - Tu médico se fue. (¿Acaso percibo un pequeño rin- tin- tin?).

- ¿A dónde?.

- Pues no sé.

Soy lo que él llama un paciente zombie, drogada, me hace gracia. 

Maldita la gracia que me hace. 

Muertos vivientes sin médico de cabecera deambulando sin propósito por el

ambulatorio, buscando una cura para la muerte o para la vida.

Extraño el bajalenguas, se fía de mi diagnóstico.

- Derivación al especialista para una resonancia, antibiótico para las anginas y

 la baja médica sólo es si no puedes trabajar. La lesión ha sido fuera del 

horario laboral, se considera enfermedad común, que sepas que no te van 

a pagar mucho.

 - ¿Pero no ve que no puedo andar?. Contesto, riéndome y paranoica, agitando 

 una muleta. (¿Este tio de qué va?).

La resonancia para un mes después, otro más para que el traumatólogo valore 

la gravedad del asunto. No salgo de mi asombro.

Tengo que agradecer que no tengo uno, ni dos, sino tres ángeles de la guarda y

amoxicilina, compañera del alma. No sé si lo pillas.

Seguidamente la Doña Regla, la copa lunar para otra ocasión, esto parece una 

peli de terror, compresas apunto en la pizarra, no puedo ni pasear al perro, peor

que el confinamiento.

Mi contrato finaliza incapacitada, con el SEPE tengo que contactar, el número no 

existe, el sistema está colapsado. La voz ultraterrenal dice que el tiempo de espera

es de tres minutos, pero aquí en en el infierno...

Llamo, durante horas, una y otra vez. Cuelgan, día tras día, una y otra vez.

Entretanto consumo y me consumo, no soy productiva.

Todo se me hace cuesta arriba y ni aplicando la técnica de subida en zig-zag 

de la serpiente soy capaz de subir la pendiente.

No tengo ganas ni de peinarme, a mí y al perro se nos cae el pelo.

Con Ennio Morricone y matojos inquietantes por las esquinas la casa 

parece el desierto de Atacama.

Para ver si cambia algo cojo las tijeras, a tomar por culo la melena.

Aunque el estropicio no es grave, al menos ya no tengo que desenredarme, mi

autoestima está bajando de forma considerable.

El Fisioterapeuta asegura que el menisco está roto y que habrá que operar.

- No comas pimientos, berenjenas ni cebolleta para bajar la inflamación.

Pescado fresco, azul y blanco tres veces al día para favorecer la regeneración.

- Con lo que te he pagado podría comer atún rojo, salmón salmón, caviar de 

beluga, negro como mi corazón. 

Compro un bote de omega3.

Entregando el parte de baja en la seguridad social, subiendo las escaleritas tras

las rejas, te atiende también un vigilante, diferente .

 - De tí la Mutua se hace cargo.

- ¿Eso cómo va a ser?. Compruébelo de nuevo haga el favor. 

- Qué te vayas pá la mutua, no pegues más bandazos, da gracias a Dios qué está 

ahí abajo. 

Se las doy al vigilante que se las merece más. 

Pasito a paso, pasito a paso, pasito a paso con mi bastón entro en la oficina de la 

mutua para informar de mi situación, inestable en todos los sentidos pregunto 

por la operación y la rehabilitación.

La chica detrás del escritorio se sienta junto a mí, coge la carpeta de mi regazo, 

saca la documentación y me explica:

- Aunque estés cubierta, te seguirá tratando la seguridad social y se te descontará 

de la prestación.

En arenas movedizas, cubierta de fango hasta las rodillas, me voy de allí un poco 

más tranquila.

En la sala de espera de la clínica para la resonancia sólo una monja y yo.

La monja oronda, rondando ochenta años, con hábito extremadamente blanco 

parece de purpurina, se llama Bernardina, Catalina, Georgina, un nombre 

terminado en ina.

Se interesa por mi dolencia y yo por la suya, a ella le duele la cadera, dice que soy

joven para estar ya renqueando, le digo que siempre he aparentado menos edad 

de la que tengo, aunque esto esté cambiando.

Mantenemos una conversación filósofica. El mundo se está derrumbando, la culpa 

de todo la tiene el ser humano, esto es una oportunidad para parar, recapitular, 

replantear los valores, cambiar el sistema desde dentro.

Le digo que soy ecologista y que creo en la Naturaleza pero no en dios, ella 

opina que es lo mismo. Es simpatiquísima, no tengo ganas de discutir, hace 

tiempo que perdí toda esperanza.

Pasa antes que yo y mientras observo como su extrema pureza se adentra en la 

oscuridad del laboratorio, tengo la certeza de que no la volveré a ver.

Faltan dos semanas para la cita el 17 de Febrero con el traumatólogo,

vislumbro un finísimo haz de luz al final del túnel. Mi amigo me envía vídeos de 

crecimiento y decrecimiento, me tiene muy entretenida, le tengo gran estima pero

no hablamos el mismo idioma, no me ama, a mi pesar.

Recibo una llamada del centro de especialidades una semana antes de la cita para

aplazarla al día 23, sin explicaciones, sin un por qué, vuelvo a caer al pozo de 

dónde venía.

Dos meses exactos después del principio de esta historia, el traumatólogo 

confirma las sospechas del fisioterapeúta. 

¿Conservaba la ilusión de que se equivocara porque soy una ilusa o soy una ilusa 

porque conservaba la ilusión?.

- Ruptura en asa de cubo del cuerno posterior y cuerpo del menisco interno con 

fragmento desplazado a intercódilo. Hay que operar. 

Me explica que la operación consiste en quitarme el menisco, y quedarme así,

tal cual. Será que como no soy futbolista para qué se van a molestar en ponerme 

uno nuevo. Se me cae el mundo encima y me echo a llorar.

Le digo entre lágrimas que la rodilla sana ya no lo es tanto, ha estado

cargando con todo el peso, forzada me duele a rabiar.

Me dice que es normal, que las dos tienen las misma edad.

Si, sí, la misma edad, si,si, la misma vida, si, si...

Las rodillas son ellas y sus circunstancias.

Pregunta si tengo alguna que otra enfermedad. Le digo que estoy sola, que 

apenas me sostengo en pie, que estoy desesperada pero todo le da igual. 

A estas alturas he perdido la compostura.

Como no voy a morir repentinamente me pone en lista de espera no preferente.

Programa una resonancia para la otra rodilla, otro mes más.

En el informe médico escribe en letras mayúsculas:

INCAPACITADA COMPLETAMENTE.

Firmo el consentimiento de la operación. 

Me entrega una tabla de ejercicios para fortalecer la musculatura antes y después

de la intervención. Para saber cuánto tiempo van a tardar en operarme que llame 

al hospital. La enfermera visiblemente preocupada, sale tras de mí, la baja va a 

ser larga, me recomienda ir a salud mental. 

Necesito una tregua, un masaje, un hammán, surmergirme urgentemente, 

evadirme, diluirme, ser fluido, nado. Todo empieza a mejorar. 

Aunque coja y con rodilleras, puedo caminar, devuelvo las muletas.

Llamando sin parar por las mañanas a la lista de espera del hospital, me cogen el teléfono un 

15 de Marzo a las dos de la tarde, lo digo por si este dato horario le viene bien a

alguien.

La administrativa me informa que son 6 meses de espera desde que me dieron 

el diagnóstico, para acelerarlo reclamar al traumatólogo. 

Pasándose la pelota de unos a otros. Me acuerdo del traumatólogo y me echo a 

temblar.

Tengo el umbral del dolor bastante alto y sé que lo peor ha pasado, pero no tolero

el dolor persistente, si sufriera de jaquecas o migrañas no dudaría en pegarme un 

tiro, bueno un tiro no, soy más elegante, más limpia, más de pastillitas que te dan

una segunda oportunidad. Todos merecemos una segunda oportunidad.

Hubiera muerto a los 16 si no fuera por esto, cubierta con la mantilla de la 

relatividad, sincera como una diarrea, una vez que empiezas no puedes parar.

Una noche de éstas de aburrimiento mortal y lujuria intermitente quise hacer un 

video porno para enviárselo al tipo este. Me encontraba mucho mejor, se lo 

debía, soy una mujer de palabra.

El video porno consistía en simular la posición del jinete,  (una trepidante peli 

porno de indios y vaqueros, un websternPorn , ¿lo habré inventado yo?).

Yo haciendo la india cabalgando sobre un cojín gigante a modo de caballo con 

mi rodilla trabada  El télefono frente a mí graba, 10 segundos de cabalgadura son

suficientes.

El no poder caminar por el campo me desanima. Fumar como una carretera me 

desanima. La pescadilla desanimada lleva tiempo mordiéndose la cola.

Repito la escena como cuatro o cinco veces, soy perfeccionista, no tengo estilista.

Pero lo que en realidad soy es imbécil. Creo que me he roto otro menisco con las 

gilipolleces. Vuelvo a pedir las muletas a la mañana siguiente y me recetan algo

mucho más fuerte.

30 de Marzo. 12:00 del mediodía. Resonancia de la otra rodilla. ¿Me quedo en 

Sevilla?. Me quedo en Sevilla. Botellines en la plazita, aceitunas, albahaca, 

yerbagüena y naranjos que te tiran por encima el azahar. Después de comer 

empacho, 4 obras de Teatro. ¡Una, dos, tres, cuatro!. Esto me pasa por tener una 

amiga intelectual.

6 de Abril, diagnóstico de la rodilla sana entre comillas con el traumatólogo:

- Ruptura del cuerno posterior del menisco interno, que aunque se ha roto de 

forma menos complicada, ( si, si, menos complicada), se observa una tendinitis 

rotuliana y enguince de los ligamentos colaterales internos y externos y un 

derrame articular en compartimento femorotibial. ( Si, si, femorotibial).

Insinúa que puede haber otras causas, fibromialgia o algún  problema

emocional, ( si, si, emocional, al  final va a tener razón mi amiga).

Esta vez me coge preparada, sin derramar una lágrima le contesto que era más 

feliz que una perdiz antes de que esto me pasara.

- ¿Me operan las dos juntas?.

- No, primero una y cuando te recuperes, la otra.

Firmo el consentimiento para la otra operación, aunque no piense operarme, de 

aquí a que me llamen tengo tiempo de pensarlo.

Herida, enfurruñada, desalineada, desaliñada, noqueada, aburrida, estresada, 

deprimida, sola, coja, y puede que loca, le cuento por teléfono todo a una amiga:

- Tía, la otra rodilla también está jodida, con razón me dolía.

- Algo has estado haciendo mal, eres una mula. ¿Cómo te has partido los 

meniscos de las dos rodillas?. El toque de queda, sin bares de noche, prohibidas 

las reuniones en casa de más de 4 personas no convivientes, por la calle todo el 

día con la puta mascarilla, no te escuches más, deja de quejarte, estamos todos 

igual. Piensa qué vas a hacer con tu vida, hazte youtuber, te llevaré unas torrijas. 

¿Tu coche funciona?, ¿puedes conducir?.

-  Sólo si el trayecto no es muy largo y por el pueblo, es indestructible aunque no

 pase la I.TV.  Escribiré una road movie esperando a que me operen. No quiero ser

 youtuber, quiero las torrijas. Claro lo mismo es. Otro año sin pasos ni 

procesiones, ni cristo, de eso no me quejo.

¡Ah!, ¿ y no te lo he dicho?, me ha vuelto a bloquear, se muda con el amor de su 

vida. 

Qué alguien te eche una maldición.

Qué se entere todo el mundo.

Qué lo sepas.

Me da igual si lo lees o no.

Me da igual quién lo lea. 

Reconocer la adicción para sacarla de encima.

Todo es nada y nada es todo tras una pantalla. 

No tengo relaciones superficiales. 

Un súcubo de la red.

Un día me quieres y al otro no.

Me dejas, me eliminas y me bloqueas. 

Te vas, me dejas y me abandonas.

Que resuene siempre en tus oídos la canción de los Chunguitos.

- ¿Estás mejor?, ¿no?, confía en la ley universal, dentro de poco montarás en 

bicicleta.

- Todo puede ser peor. No me jodas con la ley cósmica.

Este relato terminaba aquí, pero no termina nunca.

Parecía que no iba a despertar de esta pesadilla, pero una amiga lo leyó cuando 

todavía estaba escribiéndolo, habló con un familiar que trabaja en 

las altas esferas de nuestra denostada y querida seguridad social, al otro día me  

llaman para derivarme a un hospital privado y darme cita con el cirujano el día 

15 de Abril. 

En la prueba de anestesia durante la observación, conozco al cirujano, un 

cachondo mental, un depravado, me operará la semana siguiente quitándole 

importancia.

 - El menisco no te lo van a quitar, sino a recomponer, con la epidural

 estarás consciente.

Puede ser contraprudecente, pero si me seccionan la arteria al menos no me 

llevo una sorpresa cuando me despierte.

 - La operación es rápida, de aquí sales andando, sin muletas y sin bastón.  

El día del libro, 23 de Abril, me opero.

Ahora estoy en casa, operada. El cirujano, un mentiroso compulsivo y yo 

la ingenua de siempre. No os creaís nada de lo que os digan, esta es

la verdad:

De la operación poco puedo contar, entro en el quirófano desnuda con la bata,

me preguntan:

-¿Qué rodilla?.

 Y recuerdo que sentada, te inyectan un sedante antes de la epidural y después 

una pierna levantada que ni es tuya ni es mía.

¡ Yo que quería haceros un estudio de mi anatomía!.

La operación dura sólo 40 minutos pero tu cuerpo tarda unas cuatro 

horas en liberarte. La parte inferior es un trozo de carne, amorfa, 

blanda, jugosa y muerta.

En la sala del despertar estamos seis pacientes.

Carmen de 16 años se levanta aunque yo me operé antes, eso me anima, me 

esfuerzo en mover los dedos de los pies, lo consigo.

Me sientan a su lado, bebemos agua y hablamos. Lleva dos años esperando a que

la operen, leo su informe, leo el de todos los demás. No contaban con mi 

curiosidad. El informe de la operación es el mismo para todo el mundo punto por

punto:

El procedimiento quirúrgico: Excisión de cartílago semilunar de rodilla. 

(En el papel no se van a equivocar).

La descripción operatoria:

Artroscopia según técnica habitual.

Portales de trabajo anteriores, en la visualización compartimental, se aprecia 

pequeño fleco sin desgarro a nivel de la unión del cuerpo con cuerno anterior del

menisco interno. Menisco externo sin anormalidades.

Se realiza remodelado a pinzas y administración local con ácido hialurónico.

Agrafes en cierre y vendaje compresivo.

No puedo creer que a los seis de edades comprendidas entre dieciséis y 

sesenta y cinco años, operados de menisco el mismo día, uno detrás del otro, 

tuviéramos la misma lesión y pasáramos exactamente por la misma operación. 

Derivados de un hospital público a uno privado.

Como es lógico, después de una operación de rodilla no puedes andar, te 

proporcionan unas muletas, ya tengo las mías propias.

Pasa el efecto de la anestesía y quieres morfina. Vas de camino a

casa y no te han dado ni un calmante.

Mientras escribo me duele la rodilla, la columna vertebral y el corazón. 

Escoliosis vital. Bendito Tramadol.

Todo tiene solución menos la muerte, dice mi madre, kamikaze septagenaria 

conduce su furgoneta todo el día y toda la noche, desde Girona a mi almohada.

Aunque sea sin casetas me pongo el traje de flamenca y aunque no haya feria me

voy pá la feria. A 24 de Abril de 2021. Fin.

viernes, 16 de abril de 2021

Hambre

Tengo hambre

Vomito todo

Todo me lo trago

Y al instante lo vomito

Todas las palabras

Las sinsentido

Las consentidas

Las bien habidas

Todas las vomito

Tengo hambre

Dame palabras.

jueves, 15 de abril de 2021

Demonios

Es la duermevela 

La que me asusta

Deja libres a los demonios

Que se pasean desnudos y a sus anchas

Por los pasillos de mi memoria

Dando portazos a las puertas 

Que cierro

Despertándome.


miércoles, 14 de abril de 2021

Le Grazie

 

Del techo de una iglesía

Pende un cocodrilo

Mendigos sin cabeza

Cabrones con penes

Ahorcados en un pozo

Sodomitas de vacas.


La última cena

Acoge a los feligreses

Acongojados e inertes

En las sierras del Novecento

Perdí el panfleto.


Un lago de nenúfares y cortadurías

En la alameda se cazaban las ranas

Atravesadas en juncos

Que cuelgan en la cintura

Un pez gato de ocho barbillas

Lodo de años.


Una gran fortaleza rodeada de océanos

Solapando los barcos y la vacuidad y la muerte

Soplé todas las velas y la oscuridad

Vistióse de una imponente majestuosidad

Susurrando, el viaje ha terminado.

 





martes, 13 de abril de 2021

Boceto de cuento de humor marino

 

Hacía días que el temporal azotaba fuera.

No ves las noticias, es fácil de entender, todo te importaba un pito de sireno.

A excepción del barco que fuiste a comprar a Tobago por una módica cantidad, 

que luego se acrecentó enormemente porque entre papeleos y arreglos, estuviste

dos años. El tiempo para las gentes del Caribe, es un espejismo. 

Salimos de casa despeinados y errantes bajo la lluvia, (sé que es algo recurrente, 

pero es que llovía sin parar, qué le voy a hacer), los muros combados de tanta 

agua ni la tierra tragaba, desmoronaban nuestros pasos. Querías ver si el barco

seguía anclado y volverte a dormir. La noche había sido larga y humeante.

Pensé en volver para ponerme las botas de agua verde botella, esas que me 

sirvieron para limpiar los fondos del barco herrumbrosos y cubiertos de no se qué,

qué era porque era una plasta inidentificable, pero seguí andando tras de tí 

porque me gustan las tormentas y el mar.

En la barca bailabas bambo (bailar no sé si bailabas, pero te bamboleabas), no te 

sostenías en pie, llegaste al velero, subiste a bordo por las escalerillas.

Me quedé esperándote en el muelle, no amarraste bien la barca y se la llevó el 

fuerte oleaje. Nos quedamos sin la Betty. Vivir en un barco anclado en una bahía y 

no poder salir de él, ya no me parecía tan romántico.

Gritando aunque sabía que era imposible que me oyeras, a ver qué carajo haces 

ahora, a ver quién va a recogerte, qué estás loco, cómo una puta cabra!!!.

Dejé  de verte, estarías comprobando el muerto, el velamen, el molino de viento, 

moría de preocupación, no se me ocurría qué hacer, ni a quién avisar para 

ayudarte.

Fui a tomar un café al bar de los pescadores, habían pasado más de dos horas y 

no llamabas.

Calada, empapada, chorreando furia, me traías detrás por la calle la amargura, 

el agua desbordándose de los zapatos, el pelo pegado a la cara, la ropa pesaba. 

Te llevabas por delante mi aire y mis texturas. 

Asomándome de vez en cuando, olas gigantescas columpiaban el velero.

Vestido de buzo con las aletas, el snorkel en la mano, anadeando por la carretera 

te ibas a dormir. Eso es lo que me gusta de tí. Que no me necesites y me hagas reír.



jueves, 8 de abril de 2021

(...)

Ya no sé si es antes o después o sólo este instante la red finísima de los recuerdos 

se enmaraña, engarzando sueños deshilachados, hilvanados, cosidos, plegados 

piel con piel con el propósito cósmico.

En el plano de tela marcados los puntos geodésicos

Y las coordenadas de la distancia que hay entre el uno y el otro

Describiendo geometricamente la proyección del otro al lado del uno

Empujando carros y carretas a miles de kilómetros, interestelares,

intercontinentales y espacio-temporales.

Un astronauta perdido y solo flotando en el vasto y oscuro silencio del universo, 

sin probabilidades. 

Un globo como loco va expulsando todo el aire, escupiendo palabras de papel

Maitasuna, armastus, αγάπη, aimer, amor, love, aşk, 💕

...Desinflándose en todos los idiomas. (Paréntesis y elipses).

Lo veo por los ventanucos y le lanzo saetas que cortan el aire, 

para que no se acerque, para que se mantenga lo más lejos posible y a

contra corriente. Simple autoprotección por los cuatro costados.

La tormenta tras la calma

La calma tras la tormenta, los tornados y unos pocos nubarrones expuestos, 

flasheados de falsas impresiones e imágenes erróneas.

lunes, 5 de abril de 2021

Flechas

Millones de cosas que hacer que dejaba para mañana,

porque hoy tampoco sacaba las ganas.

La apatía se le había agarrado a la espalda y no la dejaba levantarse.

Flechas silvando atravesaban la calle, alcanzándole al hombre que caminaba  

junto a ella. Un extraño que no lograba identificar.

Tenía que salvarle, arrancarle la flecha.

Una flecha certera, clavada en el corazón.

Habían transmutado las energías y era ella quien se quedaba sin fuerzas.

Los brazos pesados cayendo al costado.

Las piernas sin huesos, las tetas sin sostén.

Mientras caía iba haciendo las cuentas.

A ras del suelo, con los ojos abiertos, desmoronada.

No había nada que salvar.


Un perro flaco de orejas puntiagudas y ojos de lobo blanco,

rápido como una flecha, cruzaba el salón y el patio delantero en menos

de un segundo, cazaba ratas y ratones en su pequeño jardín destartalado de 

tierra colmatada. Razón por la que salía de la cama, para abrirle la puerta y darle 

de comer. Desayunaba en una mañana nublada como su cabeza, recordando el 

sueño. Hacía días que tensando el arco se disparaban flechas como en una guerra 

de flechas coreana.

Estelas de abejas con alas de inquietud y aguijones metálicos,  zumbando 

rabiosas. Dispuestas a morir.

Palabras como dardos en extremo afiladas, envenenadas, caían en picado, 

surcando y oscureciendo el aire. Acertando una a una, con franca y buena 

puntería.
 

Liándose un cigarro como quien descifra un mensaje oculto y sin retorno.

Escuchó correr al perro y un ultrasónico silbido.

Ha caido otra, pensó.

Lo peor era recoger y limpiar las vísceras y la sangre de la rata muerta que

salpicaba el suelo y a veces, también al perro, le daba un asco terrible.

Hoy no podía con eso, es que no podía.

Sin el cigarro se asomó al jardín. 

Entre sus colmillos un petirrojo aprisionado, una imagen diferente pero también 

terrorífica.

Le abrió la boca y le quitó al pájaro.

Todavía respiraba y sobre su mano, echado pico arriba, la cabeza le colgaba.

Lo sostuvo, acariciándole, descubriéndole las plumas, ninguna herida.

Debía de tener el cuello roto y lo dejó sobre la mesa.

No quería verlo agonizar, ni rematarlo, ni tirarlo a la basura.

Desvanecido en un soplo.   

Maldiciendo a los muertos porque se les sigue queriendo igual.  

Preguntándole al perro por qué no mataba sólo lo que tenía que matar.

- Joder !!. Ostias!!. Puto!. Perro!!. Cabrón!.

( Las palabrotas descargan tensiones y alivian el dolor).

Confuso y sorprendido por la gran bronca del siglo, enfadado no se dignaba a 

mirarla. Ladraba como si supiera que en realidad no iba con él. 

Se giró extrañada.

El pajarillo escapaba, valseando entre las ramas de la parra y las flores del 

jazmín.

Una flecha encendida

Desaparece en el cielo

Dejándose atrás

De su pecho encarnado una pluma 

Posada en un lecho de mármol.

viernes, 12 de marzo de 2021

La fuerza de la mariposa


 El árbol del amor explota de un rosa intenso, las flores le nacen del tronco con los

puños apretados, sus hojas desplegadas al rocío de la mañana son todavía 

diminutos corazones que sobrevuelan por encima de mi cabeza como palabras 

que no debo decir.

Este árbol es mío y yo soy suya, me sobrevivirá aunque 

lo abandone a su suerte cuando me haya ido de esta 

casa y de este mundo que a duras penas habitamos 

los dos. Pero no por mucho tiempo, derribarán la casa 

y se lo llevarán por delante.

 

Si alguien pregunta fuí yo quien lo sembró, lo regó, lo transportó de un lado a otro

en una maceta, hasta que lo planté en la tierra. A sus veinte años siempre he 

estado a su lado. Es importante para mí y sé que él lo sabe. Las estaciones como 

las emociones son pasajeras, y a eso me aferro para no tenerle miedo a nada, 

porque no soy tan valiente.

Esta noche he librado una batalla, una mariposa blanca y negra blandía el aire 

con una cola larga y sinuosa como la de un pájaro, extraña y siniestramente 

hermosa como una espada. Llevaba una pinza agarrada a su cuerpo, un pasador 

de pelo que se ha escapado de la cesta de los abalorios, revoloteando por la 

habitación.

Parecía frágil y ligera y en mi inconsciencia la he atrapado para quitársela, tenía 

una fuerza descomunal, el peso de la mariposa no era normal.

Oponía demasiada resistencia, temiendo hacerle daño pensando en que le haría 

un bien, he estado a punto de soltarla pero cuando la he liberado de la pinza me he

sentido más liviana. He despertado ensangrentada y cubierta de sudor.

A través del espacio, he oído de madrugada como tañías la campana, un

toque preciso, absurdo e inviable. Sonaba imprudente y a idea equivocada, a final 

y a principio, a que todo fue producto de mi imaginación. No creas que no.

Pronto, el árbol del amor, me dará toda la sombra que necesito.

 


domingo, 3 de enero de 2021

El alma del espejo

Si te acercas

Tengo los dedos manchados

De remover tus entrañas.

Si te alejas

Tengo tus dedos marcados y

Tu olor a renombrado 

Mi memoria.

Cuando haya olvidado tus ojos

Nuestros nombres 

Y seamos viejos.

Te seguiré buscando

En el alma del espejo.