domingo, 5 de febrero de 2012

El árbol

Voy a morirme rápido
para transformarme en otra cosa.
Quizás en árbol.
Me urge vivir.
No necesito creer nada.
Tan sólo que todo va a ir bien.
No olvido lo que nunca he sido.
Porque no quiero
Ser el último cajón
Atrancado
y oscuro
de la peinadora
Donde no se
encuentra nada
y todo está perdido.

La revolución de los tejados

A la mitad de nosotros les falta algún miembro. Tenemos arañazos hasta en los ojos.
La única que tiene alguna posibilidad es Grisca, con ese bonito abrigo de angora y su deambular burgués.
Nuestra revolución empieza por los tejados.
Estaremos en la calle pero los tejados son nuestros. Desde ahí controlamos toda la ciudad y no hay quien nos agarre.
Crearemos nuevas leyes, todos a una. Asaltaremos las cocinas. Nos repartiremos la comida. Cuidaremos de nuestros mayores. Ellos conocen las fórmulas que utilizan para aniquilarnos.
No debemos confiar, ni ser dependientes.
La libertad merece el sacrificio.

Grisca baila con la luna,
antiguas tonadas de revolución.
"(La luna lo baila todo)”.

¡La vieja de los gatos ha muerto! Tenía 108 años.
Nos echaremos un trago por su salud.