lunes, 22 de octubre de 2012

Ánima-alada

Mariposas blancas me guiaron a la trampa.
Símbolos frenéticos, señales del destino.

Estrellitas de la suerte.
Estrellitas de la muerte.

De la muerte celestial.
Por celeste.
Por bestial.

En manojos, tan felices.
Inhumanas.
Futiles aleteos.
Polvos mágicos.

En sus alas de cristal de botella.
Furtivas explosiones de placer.

Ofrenda del tiempo malgastado.
Del amor licuado y manirroto.

Depósito exprimido, apisonado
del hipocampo
para perder la conciencia y vaciarme de tí.

Me la cantó un sapo venenoso con los ojos desorbitados que decía ser Charles Bukowski.
Estaba encantado y lo chupé.

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